¿Qué es educación?

¿Qué es educación? ¿Qué es educar? Siguiendo el Diccionario de la Real Academia Española, educar es, entre otras definiciones, dos cosas:  

1. tr. Dirigir, encaminar, doctrinar. = Sería decirle a alguien aquello que tiene que hacer, cómo lo tiene que hacer, y cuándo lo tiene que hacer.

2. tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc. = "Facultades intelectuales y morales del niño o joven", lo que quiere decir que es el adulto el que debe llevar a cabo este perfeccionamiento y adoctrinamiento.

Y a todo esto, ¿qué papel ocupan las emociones y necesidades de cada individuo en este acto de educar?

Si entendemos la educación de un modo convencional, tradicional, la entendemos como un modo de transmitir a los niños y niñas conocimientos, actitudes y valores que, según los adultos, obviamente, son los aptos y adecuados atendiendo a las etapas y necesidades de cada uno de los niños y niñas. Porque al parecer somos los adultos los que lo sabemos todo; lo que otros necesitan, lo que es adecuado para ellos/as, lo que deben o no deben hacer. Pero dejando claro que esos "otros" son niños y niñas. A nadie se le ocurrriría decirle a otro adulto/a que él/ella, mejor que nadie, sabe lo que a ese otro adulto/a le conviene. Sin embargo, nos creeemos con el derecho de imponerlo a la infancia. Entendiendo pues, con todo esto, que el niño y la niña son seres que vienen al mundo vacíos, y que somos los adultos los que hemos de llenarlos de todos estos valores, saberes y apredizajes que socialmente hemos construido y aceptado, admitiéndolos como únicos y verdaderos.

Aquí, en Vidaitierra, se da un pasito más, o más bien una gran zancada, al entender a los niños y niñas como seres que vienen al mundo para darnos grandes lecciones de vida, llenos de conocimiento, de sabiduría primitiva, conectados consigo, con su ser, con su esencia, conectados con aquello a lo que han venido a ser en este mundo. Expertos en emociones y libres de juicios. El adulto que acompaña, aquí juega un papel muy diferente, tanto que yo ya no sé, si soy yo la que guía sus aprendizajes y desarrollos, o son ellos/as los/as que me guían a mi. En cualquier caso, aquí aprendemos todos/as juntos/as, crecemos juntos/as en tribu. ¡Y qué suerte de formar parte de esta tribu! Una tribu que acompaña, nos acompañamos todos y todas, pero por encima de todo se abraza y se acompaña la infancia con mucho amor, y mucho respeto. Acompañando de verdad, con presencia, así es como se desarrollan los niños y niñas en Vidaitierra, siendo respetados/as, desde una mirada de amor, que no emite juicios de valor. Los niños y niñas nacen libres, y así deben seguir siendo. Solo cuando uno se siente libre puede desarrollarse con coherencia, en armonía, tal y como es, como ha venido a ser.      

Isabel Molina García

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