LOS REYES MAGOS, LA FANTASÍA INFANTIL Y EL CONSUMISMO

 
Se acercan fechas navideñas, y con ellas, el aluvión de
anuncios en todos los medios de comunicación, para
consumir más y mejor.
Si durante todo el año, estamos bombardeados para comprar y comprar, más allá de lo
razonable y sostenible económica y ecológicamente hablando, estas fechas son el sinsentido
del exceso del gasto familiar, incitados por la tradición, aderezada con mensajes de amor y
paz, para crear un clima de felicidad en muchas ocasiones ficticio.
Un paréntesis en la realidad cotidiana, marcado por legítimos anhelos de bienestar, que más
tarde nos devuelven a la misma realidad, donde lo dejamos.
Nosotros somos adultos y podemos reflexionar sobre este tema y ver más allá de los intereses
establecidos.
Pero ¿qué pasa con la infancia?
Ellos son carne de cañón fácil para el consumismo impuesto de la sociedad.

Sin ser conscientes, somos los adultos, los que ponemos a sus pies, una batería de juegos,
juguetes, medios informáticos, etc que los hacen sucumbir en sus redes o en la frustración si
no logran acceder a su juego, juguete o pantalla extraordinaria. Frustación por una
exhibición excesiva de juguetes creados por intereses comerciales.
Es en este punto, donde los padres que intentan una crianza consciente y respetuosa, se
plantean las siguientes dudas:
1. Consumismo
Este aspecto, es algo que los padres pueden regular relativamente, por la presión exterior
expuesta anteriormente.
Si en casa se pueden regular la cantidad y calidad de juguetes, es sin embargo más difícil que
el entorno inmediato, abuelos, tíos y demás familia, accedan a llegar a un consenso que
preserve el sentido común.
2. Hay otro tema, muy importante y que está creciendo progresivamente en un sector del
modelo de crianza respetuosa:
Son las madres y padres que consideran que los Reyes Magos, el Ratoncito Pérez o Papa Noel
o el Olentzero en el PaísVasco, por citar algunas, constituyen en sí mismas "Mentir a los
hij@s" pues no son entidades reales.
Este, es un tema delicado y por tanto central en este artículo.
Es saludable que los adultos deseen e intenten, ser honestos y coherentes con sus peques. En
mis grupos de madres/padres, es frecuente está inquietud cuando se acerca el tema de los
Reyes magos y todo lo que implica tanto de consumo, como ética en los regalos, ademas de
la presión familiar, y el montaje social habitual.
Suele verbalizarse de esta forma clara:
"No me gusta engañar a los hijos, prefiero que sepan la verdad siempre"
Esta afirmación, es muy coherente desde la posición adulta. Engañar, no es educativo.
En los grupos siempre que surge, lo abordamos en sus múltiples facetas, y perspectivas.
Finalmente, llegamos a una comprensión más profunda, desde la mirada de la infancia.
Es necesario, comprender y conocer los procesos
madurativos infantiles, para disponer de un enfoque
global, y no sólo de nuestra opinión, en sí misma lógica
desde nuestra perspectiva.
La primera reflexión que debemos hacernos es:
- Decir la verdad ¿en relación a qué?

Y lo más importante:
Esa verdad adulta, ¿a qué edad evolutiva va dirigida?
Al margen del siempre cuestionable consumismo y
manipulación antes mencionado, me gustaría aportar algunas
consideraciones para aclarar este punto.
Lo primero de todo, como señalo en mis conferencias y Libros, el mundo infantil y el adulto,
son antagónicos. A veces, creemos que porque hablan y dialogan, pueden estar a la altura de
la "comprensión" de nuestro discurso adulto.
Sin embargo, la realidad es que la infancia, es la primera etapa para madurar y la más
delicada. Son procesos no tangibles, invisibles, y lentos. Pasito a pasito, van desplegando todas
sus hermosas potencialidades, en un universo infantil rico, pero vulnerable y muy
dependiente del mundo adulto.
Son la semilla, tierna y amorosa, que lentamente se abre a la vida, a través de sus experiencias
cotidianas, en un entorno seguro y familiar.
Estoy hablando de la etapa 2 - 7 años, la más importante para la formación de la
personalidad.
Como decía antes, a veces nos confunde ver a esas criaturitas con esa capacidad de diálogo.
¿En qué nos confunde? En creer que piensan y sienten como nosotros los adultos.
Nada más lejos. No son adultos en miniatura como se creía en épocas pasadas. Pero a veces,
se les trata como a tales. Sus emociones, y pensamiento, son diferente al nuestro.
Por este motivo, hay tantos conflictos con la primera infancia. No usamos los mismos canales
de comunicación.
Nuestro pensamiento es racional. Usamos el neocortex a veces en exceso, desoyendo el
corazón. Su pensamiento, esta desarrollándose. Y esta muy mediatizado por el sistema
límbico, es decir, las emociones.
Todo nuestro discurso racional, les suena ajeno...porque ell@s, ¡¡viven en el mundo de la
magia!!!
Su pensamiento es mágico y egocéntrico. Ambas cosas, no sin ningún déficit. Son, por el
contrario, lo que corresponde con su edad madurativa, tierna, vulnerable y confiada.. si el
entorno sabe respetarlo.
Respetar a la infancia, no sólo requiere intención, sino
también conocimiento.
En la consulta veo muchas familias con hijos pequeños a los que aman, pero ignoran como
respetar realmente, porque desconocen su mundo interno. Y ahí, comienza el desencuentro, y
el sufrimiento estéril.
Acompañar a la primera infancia, es un Arte. Es un arte, que requiere grandes dosis de
empatía, acompañado siempre y prioritariamente , de una mirada conocedora de sus
procesos madurativos.
Esto implica, comprender en este caso que nos ocupa, que su mundo interno, está
impregnado del pensamiento mágico y de la fantasía. El que corresponde a la imperiosa
necesidad de aprender jugando. Para madurar experimentando día a día desde su realidad
opuesta a la nuestra. Su estructura psíquica en formación, esta gobernada fundamentalmente,
el principio del placer, presente desde el nacimiento, y que más tarde y lentamente, se verá
complementado sin desaparecer de la escena psíquica, por el principio de realidad, el que
nos sitúa aquí y ahora, más allá del deseo de realizar otras cosas.
En ese principio del placer, se encuentra la única actividad gozosa que es el juego. Y desde
ahí, todo, absolutamente todo, es posible:
Que una vaca vuele. O que sea roja o de su color preferido.
Que el sol amanezca porque él despierta, que el abuelito que murió este después nuevamente
vivo...
Todo, desde el pensamiento egocéntrico y mágico, es posible.
Forma parte natural, de su proceso de desarrollo. ¡No viene inculcado desde el
exterior!
El modo natural de ser y evolucionar en la primera infancia.
El problema sobreviene, cuando algunos adultos, no han superado esta fase del desarrollo,
pero nunca es preocupante en la primera infancia. Al contrario es un signo de salud.
Después, el proceso continúa si no hay interferencias, hasta que progresivamente, se instaura
el principio de realidad. ¿Cuando ocurre? Todos hemos observado, que los peques comienzan
a hacer preguntas razonadas "¿como pueden estar aquí los Reyes Magos y al mismo tiempo
allí? ¿existe el Ratoncito Pérez? Y una serie de indicios, que nos anuncian la progresiva
presencia del principio de realidad. Ah! Ya no todo es posible....hay cosas que ya no cuadran
en su mente infantil.

Hay cosas que empiezan a tener otra logica que no es la divertida mágica.. Eso es crecer...
Más adelante habrá más y más transformaciones profundas..otras etapas de sucederán. Otros
retos aparecerán
Pero en la primera infancia, debemos tener claro:
Su lenguaje, es emocional.
Su pensamiento mágico. Y su sentimiento egocéntrico.
Con estas premisas...¿qué pasa con los Reyes Magos?
Lógicamente, dependerá de muchos factores, entre ellos la ideología y creencia de la familia.
Sin embargo, la realidad, es que socialmente, los Reyes, nos gusten o no, están ahí.
Y los peques, disfrutan del misterio mágico más que nadie en el mundo.
Más allá de la simbología y el consumismo de estas figuras, la alegría e ilusión infantil están
ahí, porque en esta cultura es lo que se promociona. En otras, existe otros símbolos.
Llegados aquí: si un peque está embuído en la fantasía y rodeado de bombardeo televisivo de
la llegada de estos personajes, y los padres desvelan la realidad...que sentirá un@ pequeñ@
de 4 años por ejemplo?
Quizá lo acepte porque por encima de todo está la verdad de sus papás.
Pero, ¿cómo se sentirá si su mundo era otro?
Muchos peques, se niegan a esa revelación si antes creyeron en ella. Otros, lo aceptan pero en
su corazón, sienten que esos regalos que quizá le llevan sus papas, mágicamente los convierte
en Reyes...o en Olentzero o en Papa Noel, o fantasean con ello que son las referencias sociales
comunes.
Tenemos que atender a su corazón y no tanto a nuestra razón.
Personalmente, no comparto el tema de los
Reyes, por diversos motivos.
Pero todos l@ niñ@s, desean pertenecer a
un grupo, participar de sus juegos y
fantasías porque les corresponde como
etapa madurativa.
Cuando están preparados, al igual que con
el destete, el inicio de la escuela, el control
de esfínteres y un largo etcétera, una explicación adecuada a su pregunta de la realidad, cierra el proceso sin traumas ni
desengaños:
¿Existen los Reyes magos?
¿Tú que crees?
No sé, a veces creo que no puede ser...
Es el momento de hablar desde el Amor:
"En el país de la fantasía, existe el Papa Noel, el ratoncito Pérez, el Olentzero o los Reyes
Magicos/magos."
Has crecido, cariño.
"En la realidad, tus papas, que te quieren mucho, te han acompañado en ese
mundo maravilloso de magia y fantasía, mientras esa edad tenías."
Planteado con tacto, la armonía continua. Han crecido. No hay dolor, no hay engaño si es el
momento adecuado. Ni antes ni Después, de su necesidad madurativa para acceder al
mundo de lo Real.
La creatividad, la magia y la fantasía, son cualidades de la infancia, que la razón, no debe
ignorar. A partir de ahí, que cada madre, padre, actúe desde su corazón.
Que la magia de estar vivos, continúe en vuestros corazones, más allá de miles
de razones.

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