Ventanas desde donde mirar el mundo

Volvemos a esbozar las vivencias de la primera semana de Junio. Llega el calorcito y con el los primeros manguerazos en Vidaitierra. El disfrute al sentir el calor del sol en nuestra piel y los juegos de sombras a los que su poderosa luz nos invita. Vidaitierra continúa evolucionando, como la propia Vida de la Infancia en la Tierra. Seguimos introduciendo nuevas formas de aprender, más integrales, respetuosas y atractivas. 

Esta semana hemos comenzado a realizar propuestas abiertas a todas las edades en el espacio de la luz con unos resultados maravillosos. Por supuesto nosotrxs también estamos aprendiendo (y esperamos seguir haciéndolo siempre) así que vamos haciendo ajustes para mejorar la calidad de las experiencias que en éste templo se dan. Nos ha sorprendido gratamente comprobar la tolerancia y apertura que lxs niñxs de los distintos grupos han mostrado a compartir espacio y materiales, tarea que por otra parte ha ido introduciendose progresivamente durante los últimos meses. Siempre hay nuevos niveles de libertad y respeto a conquistar, y darles la libertad de iniciar la mañana en el espacio y con la actividad que prefieran es un nuevo límite trascendido.

Entre las propuestas ha habido narración de cuentos (atención a las caras de la foto), propuestas de lógico-matematica como los puzzles, el tangram o las matemáticas vivenciales con dados, construcción mediante geometría imantada entre espejos (creatividad, fisica práctica, perspectiva espacial...), reconocimiento kinestesico (a través del tacto) de formas geométricas y clasificación de estás, mesa de luz y un laaaargo etcétera (ya que las propuestas ofrecidas inicialmente son unas 10 más las que emergen espontáneamente de su propia curiosidad.

Hemos dado la bienvenida a Saioa, con mucho amor y nuevos aprendizajes. Nuevas anticipaciones por parte de lxs más pequeñxs (tanto en rutinas y situaciones de vida práctica como en cuentos y juegos) así como nuevas destrezas adquiridas como el reconocimiento de los diferentes insectos, la memorización de su ubicación o su emparejamiento. Tambien hemos dado espacio al arte a través de la pintura libre (Arno Stern) y el dibujo. Hemos prestado atención a las familias de los colores apreciables en los lápices (distribuidos por escala cromática) así como en el arcoiris o en la cinta gimnástica de Jessica, que cautivó a los más pequeñxs por su colorido y movimiento.

También hemos bailado y tocado, hemos aprendido a escuchar nuestro corazón, maestro del ritmo por excelencia (pues cuanto más lo escuchamos mejor ritmo va tomando nuestra vida) a través del estetoscopio, llegando incluso en algunos casos a marcar su ritmo con nuestras manos. Y aprendimos a distinguir los cambios tonales ascendentes de los descendentes mediante la flauta de émbolo. Continuaremos profundizando e integrando la música sentida en las próximas sesiones, propiciando una vivencia natural, profunda y gozosa del arte y la libre expresión.

Esta semana también hemos viajado al pasado, jugando a la rayuela, a cruzar el río o a "pi". Juegos a los que hemos jugado siendo niñ@s por pura diversión, sin tener idea de cuántas conductas neuromotrices estábamos desarrollando para la maduración de nuestro sistema nervioso (lateralidades, ubicación espacial, propiocepción, esquema corporal, lógica, relación social...).

Hemos asistido a los primeros pasos en total equilibrio (sin ayuda de las cuerdas de manos) en la slag line (cuerda de equilibrio) y también hemos asistido a una lección de equilibrio interno por parte de otro de nuestros pequeños, que al reflexionar sobre lo que hacía cuando recibía algún insulto nos comentaba: "yo no me los creo, así no me molestan".

Para finalizar la semana, los acompañantes hemos recibido la visita de acompañantes de toda la provincia lucentina, Murcia y Valencia en un encuentro que tiene por finalidad la sinergia entre proyectos pedagógicos respetuosos para unificar, enriquecer, visibilizar y valorizar la labor de traer libertad, salud y felicidad a la infancia, y por ende al futuro. Para quien escribe fue una toma de conciencia del privilegio que tengo por laborar dónde laboro, al comprobar las caras de entusiasmo e ilusión con las que cada asistente a dicho encuentro exploraba y descubría los espacios, materiales, dinamicas, experiencias y enfoque de Vidaitierra, reconociendo la dimensión extraordinaria y la calidad del proyecto como un sueño. Un sueño que para nosotros, no por suerte sino por puro amor, voluntad y entrega, es hoy una realidad.

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