Ventanas desde donde mirar el mundo

Continuamos compartiendo las vivencias y aprendizajes de VidaiTierra durante la última quincena. Continuamos equivocándonos y abrazandonos, sintiendo nuestras limitaciones, y aprendiendo sobre el equilibrio en cada nueva caída. 

Seguimos aprendiendo a negociar y encontrar soluciones, transformandonos día a día, entendiendo que a VidaiTierra todxs vamos a aprender. Comprendiendo que todos somos aprendices de la vida, y que crecemos cuando nos unimos.

Estamos felices de recibir a nuevos tesoros en expansión y a sus familias y agradecidos también por los nuevos retos que nos traen y por sus diversos aportes en forma de propuestas para lxs peques (papiroflexia, cocina, elaboración de papel reciclado...) y de apoyo práctico en el día a día a los acompañantes y a lxs niñxs. Es bonito ver como el mandala que VidaiTierra es va ampliándose con cada nuevo corazón que se le une, incluidxs niñxs, familias y acompañantes, a menudo renunciando a comodidades y haciendo sacrificios para poder ofrecer y recibir lo que no cabe en las palabras.

Agradecidxs también de contar con las inestimables acompañantes voluntarias, que vienen sin recibir ninguna remuneración económica y se entregan totalmente al acompañamiento de principio a fin. Sin su apoyo el acompañamiento de calidad sería prácticamente imposible. Mención especial para Tamara, nuestra nueva acompañante de prácticas que decidió esperar todo un año académico para poder realizar sus prácticas en VidaiTierra.

De parte de lxs más peques, seguimos asistiendo con asombro a sus procesos de vinculación y cohesión. Aprendemos confianza y flexibilidad junto a ellxs con cada nuevo episodio de evolución personal que presenciamos. Esta semana por ejemplo, una niña para la que era muy doloroso separarse de su acompañante de referencia se despedía de ella entendiendo que se marchaba y obsequiandole con un "te quiero" tan natural como conmovedor.

En los encuentros matinales de lxs más pequeñxs asistimos ya a efusivos saludos, abrazos espontáneos y a tiernos besitos tras la alegría y el regocijo de reconocer a un/a amig@. Algunxs ya se sienten confiadxs para circular libremente y unirse a las propuestas de otrxs acompañantes, posibilitando escenarios maravillosos de interacción entre los distintos grupos y actividades.

Esta semana han florecido los virus y a pesar de ello, nuestrxs grandes maestrxs nos han recibido con sus enormes sonrisas y ganas de disfrutar junto a sus amigxs. Hemos despertado nuestros sentidos (olores, textura, sabores, colores) y ejercitado la psicomotricidad fina con frutas de temporada como la mandarina y la granada, que han desgranado con sus deditos, (algunos granos llegaron al bote, el resto fueron directos a sus biotrituradoras). Algunxs no la habían probado antes y otros parecían expertxs en ellas, al igual que con la mesa de luz, era su primera vez y había que verles las caritas!! (y a las mamis que aún no se habían ido también).

Hemos dado la bienvenida al otoño colocando las hojas secas que lo caracterizan en el árbol de las estaciones y ha habido triunfo absoluto de la propuesta de trasvases sólidos, que se repitió por petición grupal y en la que algunxs niñxs han pasado cerca de una hora de concentración sostenida y libremente elegida, disfrutando de la física, las sensaciones táctiles, los colores y la satisfacción de mejorar las preciadas destrezas de la vida práctica que a menudo los adultos damos por triviales.

Por supuesto no han faltado las propuestas de exterior, los almuerzos entre amigxs y las visitas a los animales (entre los que cada vez se sienten más confiad@s).Seguimos buscando el equilibrio para cubrir las diferentes necesidades, en el que todxs puedan expresar su sentir, respetando el sentir de l@s demás.

Seguimos aprendiendo de cada una de sus dudas y descubriendo juntos nuevos aprendizajes: sabíais en qué continente había más dinosaurios? Ellxs sí.. y es más uno de ellxs os da una pista.. anda sí ese es donde está Mi casa. Vemos porque en unos sitios es de día y en otros es de noche con un sol artificial dentro de nuestro espacio o comprobamos en directo porque el llanto es un gran regalo de nuestra naturaleza humana al ser un gran catalizador para liberar nuestra frustración...

Sigue dándose cada vez mayor movilidad entre propuestas, y seguimos observando con satisfacción como cada cual va eligiendo los espacios, actividades y acompañantes con los que siente mayor afinidad. De este modo aprendemos a escucharnos, a darnos lo que necesitamos y a comprender lo que nos sienta mal o bien y por qué.

Crecer con la libertad de elegir, ya sea en nuestras actividades o en nuestras relaciones, nos da la oportunidad de conocernos, de conocer tanto nuestros límites como nuestros recursos internos y por supuesto esto nos permite aprender a cuidarnos.

Así por ejemplo, asistimos a momentos en los que ante la negativa por parte de otros niños a participar en un juego, un niño contesta declarando en paz: "Tengo un poder dentro. El poder del amor".

Así aprendemos responsabilidad. Como cuando en la canción del teatro de los indios Hawaiaka recordamos "Yo decido cual será mi suerte, cada vez que elijo el corazón valiente".

En dos semanas os seguimos contando. Hasta entonces... ¡corazones valientes!

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