Ventanas desde donde mirar el mundo

En VidaiTierra hemos comenzado el 2019 con muchas ganas. Con ganas de sembrar nuevas semillas, de probar nuevas recetas y saborear nuevos frutos. Pero como siempre, tratándose de VidaiTierra, con el amor como principal ingrediente.

De forma natural ha emergido en muchxs de los terraividenses el impulso de armonizar y embellecer el hogar que VidaiTierra es, bien haciendo limpieza, terminando de soltar las últimas hojas otoñales, reorganizando ciertas estancias interiores o espacios exteriores. Nos nace cuidar del espacio que nos cuida, y este es un gran aprendizaje para todxs.


Aprendemos a cuidarla (a VidaiTierra), y hacerlo nos enseña a cuidar la vida de la tierra, como ser, y a todas las formas de vida que la conformamos. E incluso entre lxs más pequeñxs nace el sentimiento de pertenencia y los preciados trenzados sociales cuando se buscan y se esperan, en las sesiones de música algunxs de ellxs incluso señalan a sus compañerxs cuando cantando preguntamos: ¿dónde está..X..? 

Aún encontrándose en una etapa donde reina la importancia del individualismo por estar reconociendose como individuos, ya participan del grupo, se alegran al encontrarse y cuidan de la tribu mediante avisos a lxs acompañantes si algunx de sus compañerxs está en apuros, a través de caricias amigas en momentos clave o compartiendo sus tesoros de forma totalmente desinteresada (A veces ;  ). 


Tras unos días de reajustes biológicos, psicológicos y energéticos tras las vacaciones de fin de año hemos recuperado nuestros ritmos fluyendo incluso con mayor naturalidad y seguridad que antes de estas. Con un mayor conocimiento de sí mismos, así como de sus límites y motivaciones. 


Mención especial a la trepidante búsqueda del tesoro cooperativa que prepararon los papis de Hugo para su cumple, donde se unieron desde los más pequeños a los más grandes y que albergó muchas risas, emoción, razonamientos, orientación espacial, desarrollo corporal, música, yoga y una dulce recompensa. 


Entre nuestras nuevas siembras, para los más mayores hemos planteado una actividad colaborativa de resolución de problema motriz en la que, en equipo, el grupo tenía el reto de llegar de un punto A a un punto B sin tocar el suelo (es lava) usando una serie de materiales, llevando cada unx una pieza de puzzle a aportar al llegar al punto B para finalizar el reto. Este reto les ha supuesto enfrentarse a diferentes opiniones, roles y posicionamientos pero ha sido totalmente satisfactorio... con un poco de ayuda han conseguido gran parte del reto. La variedad de edades y el desarrollo evolutivo han sido magia para el funcionamiento y la  comprensión de la actividad. Seguiremos usando esta dinámica tan rica en posibilidades de aprendizaje cooperativo y contandoos su evolución. 


Y aunque es difícil enumerar la cantidad de propuestas que en sólo dos semanas tienen lugar en VidaiTierra vamos a alistar algunas:

Elaboración de pizzas, galletas, magdalenas y rosquillas. 

Decoración de piñas y más materiales para la mesa de estación del espacio del sol

Desgranado de habas

Pintura en Ventanales, con palillos, cristal y papel film

Pintura soplada

Música con tubos cromáticos, conocimiento y experimentación del cuenco tibetano de cuarzo

Trasvases líquidos y sólidos 

Insertado

Modelado con fécula de patata

Siembra en el huerto

Construcción con bloques

Cuenta cuentos y teatro


También hemos recibido la visita de Leticia, fundadora y directora del espacio de aprendizaje Cuatro Naranjos de Murcia que anduvo observando nuestro modelo y formas, recogiendo ideas e inspiración, y acompañando a ratos a algunos de nuestros pequeños gigantes, todo ello como parte de un proceso de cooperación, poli-nutrición, apoyo y encuentro entre profesionales y escuelas de aprendizaje respetuoso unidos por un fin común, el de llevar la mayor armonía y riqueza posibles a estos mágicos espacios en los que se sana el pasado y se cuida el futuro desde el único lugar en el que ambas acciones pueden suceder, el Presente.

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